La Vía Mágica

La ética entre los magos, traducción. Ethics among magicians, translation.

4/10/2014

 


 

LA ÉTICA ENTRE LOS ILUSIONISTAS.

Hay un asunto que he estado esperando discutir con nuestros estudiantes y es la importancia de llevarse bien con otros magos, además de volverse exitoso entre ellos. Así tantas veces es sólo una pequeña situación que hace que seas exitoso o no. Algunos, curiosos de saber cómo funciona una ilusión o con el deseo de sentirse importante a la mirada de otros, actúan de mala manera y se vuelven antipáticos. Todo mago puede dar una lista de pelmazos que lo irritan.

Una cosa que se debe aprender es el respeto por la propiedad de otros. Algunos principiantes no dudan en ir detrás del escenario cuando una presentación de un mago profesional está preparada, toman sus cosas, las examinan para ver cómo funcionan y quizás las saque de orden o las mezcle. Si el mago regaña a tal pelmazo, este último dirá, “Pero si yo también soy mago”. Sin embargo, él esta tristemente desprovisto de uno de los fundamentos básicos al ser mago que es “Nunca tocar nada del equipo de un mago, ya que todo tiene su disposición y lugar determinados”.

Frakson una vez tenía una ilusión montada para su presentación y un principiante entro y aflojo uno de los tornillos para ver que había adentro. Esto repentinamente soltó unos resortes delicados que ocasionaron su rotura y a Frakson le costó 125 dólares poder reparar los daños. Tuvo que ser reparada en Europa y por semanas se vio obligado a dejar el misterio fuera de su presentación.

Una persona que toma cosas privadas de esta manera nos recuerda a la persona que visita tu casa y, cuando no estás mirando, registra tus armarios y cajones de vestir privados para ver que hay en ellos. No toques otra ilusión de un artista a menos tengas un permiso especial. Puede que él tenga secretos que no quiera que otros sepan y está en su derecho de mantener esos secretos.

En una ocasión tuve una extraña experiencia. Había justo finalizado de representar un matiné en un conocido colegio de párvulo. La cortina había sido cerrada y fui afuera en frente para hablar con algunos amigos que estaban allí para ver la presentación. Escuché un ruido atrás del escenario, abrí la cortina un poco para ver que estaba ocurriendo. Allí estaba una señorita entregando mis cosas a los niños. . . . “Señora, ¿qué está haciendo?” Ella respondió, “Oh, solo estoy dando las cosas a los niños. No las necesitas más, o si; has acabado la presentación. Sólamente pensé los niños amarán tenerlos”…. Busque en el salón por aquí y por allá para obtener todos los objetos de vuelta. ¿Qué se puede hacer con una mujer como ella? La gente que corre detrás del escenario, particularmente en auditorios, que toma los aparatos y trata de encontrar dónde va el conejo, son realmente un fastidio.

Otro tipo poco popular es el que sabe algunos juegos y corre a subir al escenario cuando el ilusionista pide la ayuda de un asistente. Tal vez el fastidioso vuelque o tropiece en su prisa para subir al escenario y lucirse. He visto tal tipo empezando a poner caras graciosas, a hacerse el inteligente e incluso sacar un juego de su bolsillo y empezar a realizarlo. Los magos prefieren asistentes de la audiencia que saben poco o nada a cerca de realizar magia. Ellos son los que entregan las reacciones más naturales de desconcierto. Si un mago tuviera dificultad en conseguir a un asistente del público y piensas que es aconsejable ir al rescate y ayudarlo, se un caballero, actúa como uno y ofrece tus servicios como un caballero del público lo haría. Al mago se le paga para hacer su presentación—el asistente del público es meramente incidental.

Una buena manera de ser poco popular, no sólo con el artista sino con el público también, es hablar fuerte durante la presentación y explicar para aquellos que están cerca cómo los efectos del mago son hechos (¿?). Debido a un complejo de inferioridad tal persona quiere mostrar su importancia y piensa, por el contrario, que denigrar al otro lo hará parecer fantástico. El público se ofende con semejantes explicaciones, la gente común, como mi amigo Ashton Stevens, prefiere creer que los magos realizan milagros. Es el misterio y el desconcierto lo que entretiene. Derrumba el misterio y te convertirás en impopular.  Una vez Elbert Hubbard dijo, “Es mejor mantener tu boca cerrada y pensar que eres un tonto que abrir tu boca y remover toda duda”.

Luego, existe el tipo que se para afuera en el vestíbulo del teatro entre los actos o al finalizar la presentación y hace juegos, explicando que él sabe más que el mago que estuvo en escena.  Para demostrar su conocimiento, intenta explicar cómo el mago hizo sus juegos… “Son fáciles. Nada para ellos”. ¿Por qué transgredir la propiedad de otros? El mago pagó por el uso del teatro o le pagaron por actuar allí. Cuando Dorny (W.C. Dornfiled) se encuentra con algún aspirante a mago que denigra a otro en el teatro, él dice “Si, pero él trabaja y tú no”.

Cuando un mago viene a la ciudad para actuar ante un grupo privado en el que no se admiten visitantes, está el tipo que, tan ansioso por ver la actuación, interrumpe de todos modos, incluso si tiene que trepar por la ventana trasera o derrumbar la puerta delantera. No duda en meterse dentro de la fiesta. Podría beber todo el licor, si es que es servido, y comer todos los sándwiches, además, discrepar con cualquier cosa que el mago discute íntimamente con los que están alrededor de él. “¿Lectura de mente?” dice “Fácil. No existe la telepatía. Usa trucajes. ¿A qué te refieres al decir que ese fulano es un buen mago? Porque, ese hombre no sabe ni como abrocharse los zapatos”.

Respeta las reglas de una organización. Si es un evento privado, tiene que existir una razón; una persona del exterior puede volverlo muy embarazoso para los invitados al forzar su entrada. El mago es un invitado de honor y la gente lo quiere exclusivamente para ellos. La presencia de otro mago o uno que cree que lo es, podría solo interferir con la planificación y volver las cosas incomodas. Siempre recuerda que hay cosas que un caballero debiera hacer, y cosas que no debe.

Es posible que el mismo tipo insista en ver el espectáculo desde la parte trasera del escenario y en un momento psicológico saque su cabeza por el centro de la cortina trasera para ver lo que el mago está haciendo por detrás.  Quizás hasta se suba al puente de sofista y se ponga a mirar hacia abajo. Algunos principiantes se amargan si es que un artista no los deja quedarse o mantenerse en bambalinas mientras está siendo presentado el acto.  Si es que se rehúsa, el principiante podría irse diciendo que el ilusionista es un engreído y arrogante, u otros calificativos que son impublicables. Por favor recuerda que el escenario pertenece para el mago solo—ningún visitante tiene derecho de estar allí a menos que tenga invitación directa del mago.

Si un humano se quiere volver muy impopular con algunos organizadores de eventos solo escríbeles un correo y diles que despreciable mago contrataron, que le pagan mucho y que el compañero que escribió es un mago lejanamente mejor por la mitad de precio. Ahora cuando organizadores contratan a un conferenciante o entretenedor él mismo dará su crédito a buen juicio, el desprecio o la crítica de ese juicio, acaba en resentimiento. Si es que quieres quedar mal con organizadores y que despidan tu espectáculo para siempre, date la molestia de escribir un correo despreciativo hacia el mago que han contratado. De todas maneras, el presidente de la organización normalmente responderá al mago. Mucho mejor sería para otro mago, principiante, semi-profesional o profesional, escribir un buen correo a la organización que diga cuanto se agradece que hayan traído un mago al lugar, al satisfacer el amor de la gente por la magia. Al respetar la opinión de la organización, ganaría su buena voluntad.

A un mago se le pago abundantemente para actuar con propósitos de recaudación de fondos en una ciudad del noreste. Al encontrarse con él en un tren, el presidente de la organización le contó que la organización había buscado promocionar el espectáculo al brindarles un almuerzo en adelanto al grupo de semi-profesionales y principiantes locales. Según el presidente el evento fue hecho, sin embargo, el grupo local criticó al mago visitante, “expuso” sus efectos, narró de los trucajes usados en las cuerdas, reveló el “secreto” de su acto de lectura mental, etc. El ilusionista comentó, “espero que no te hayas tomado a esos niños enserio, tu sabes, les gusta hablar y dar toda clase de explicaciones graciosas de los efectos”. El presidente contesto, “Ellos lo expresaron con seriedad, definitivamente, y además dijeron que no podían entender por qué te estábamos pagando tanto dinero cuando ellos podían ofrecernos un mejor espectáculo por mucho menos dinero”.

“Bueno” continuo el mago, “espera a que veas mi espectáculo. En el caso de que no quedes 100% satisfecho, además, piensas que realmente hago mis misterios de la forma que los niños expresaron, y tu público no se siente complacido (y desconcertado) no te pediré ni un peso por mi actuación”. P.D.: Quedaron estupefactos, pagaron al artista lo que merecía, y hicieron una promesa formal de que nunca contratarían a ninguno de los grupos locales que estuviera conectado por cualquier asunto.

No creerías que esto pudiera pasar pero Bruce Elliott tiene la evidencia. Le escribió a un semi-profesional para preguntar por una declaración del espectáculo de un cierto mago contratado para actuar en la ciudad. La declaración decía que el mago era únicamente mediocre, su acto era lento, sus efectos mentales eran tediosos, a decir verdad el mago era simplemente un asco. Unos pocos días después Bruce recibió un telegrama que decía: “No publiques lo que recientemente escribí sobre el mago. Acabo de ver su espectáculo y es asombroso. El ha tomado a la ciudad por asalto”.  Cuando Bruce preguntó por una explicación sobre la primera declaración, el semi-profesional contesto que no había visto la actuación hasta ese momento, pero escuchó a un par de magos principiantes decir que no era bueno el espectáculo, lento, etc. Entonces la moraleja es—no creas ni la mitad de lo que escuchas, y no prestes atención a los otros tres-cuartos.

Un mago que buscaba publicidad, la solicitó a un diario y encontró una cálida recepción. Después descubrió que el editor había pedido a uno de los principiantes locales que diera su opinión sobre el mago visitante, y celosamente el joven del pueblo produjo que se expusieran los secretos de sus estrategias características, puntualizo cuando y donde mirar para la ilusión, etc. Esto es tan injusto y tan desleal. Al jugar limpio, una publicidad excelente podría haber sido obtenida por ambos.

La exposición de nuestros secretos en los diarios y revistas ha sido un tema controversial por algún tiempo. Algunos magos han suministrado tales artículos, para así darse la oportunidad de obtener publicidad al exponer los efectos de otros colegas—no los suyos. Si alguien expusiera sus efectos, ruidosa habría sido su queja. Mientras se afirma que los efectos de sus compañeros son “meramente unas basuras poco importantes sin ningún valor especial mágico”. Todo depende de quién sea perjudicado. Se cree que distintos tipos de artículos de magia estimulan el interés, no obstante, la exposición anticipada de los efectos fundamentales no es buena. La respuesta a esta pregunta determinará la honestidad, “Yo hago este efecto ¿quiero qué se exponga promiscuamente a miles de lectores?”

Otro personaje molesto a los ojos de un mago profesional es el que va a bambalinas y siempre quiere pases para él y sus amigos. El mago esta allí para generar dinero y puede que no tenga el control financiero del lugar. Por cualquier pase que él da, podría ser que tenga que desembolsar efectivo a la administración. Los principiantes generalmente irán a la oficina central y pedirán boletos gratis. “Soy mago” dirá el principiante, “y un muy buen amigo del artista”. Lo más probable es que el mago incluso ni conozca al compañero. Los organizadores contratan a menudo a magos para generar dinero para ellos y saben que mucho de las ventas de boletos vendrán de parte de los principiantes  que aman la magia y quieren ver el espectáculo. Ellos tienen boletos para vender, no para regalar.

Por años he intentado de dar a mi buen amigo Nicola boletos a mis espectáculos; pero siempre insiste en pagar su entrada en la oficina central como cualquier otro cliente. Se como Nicola se siente por esto ya que usualmente pago por mis asientos. Kellar dijo que nunca le gustó actuar en lugares en los cuales no hubiera por lo menos cincuenta magos principiantes ya que sabía que no solo los principiantes comprarían boletos sino sus parientes y amigos también.

Otra violación a la ética mágica es ver a un actuante exitoso presentar un acto único y novedoso, luego salir y copiarlo juego por juego, vestido por vestido y palabra por palabra. Estos no es menos que robar. Diez de uno que el imitador presenta un espectáculo lejanamente inferior y que se le paga aproximadamente un décimo de lo que obtiene el creador.

Luego se encuentra el que roba el nombre de otro. Algunos no solo roban actos sino también el nombre de algún artista exitoso. Me ha pasado a mí. Un profesional, quien regularmente actúa en colegios, estaba tratando de reservar su espectáculo mágico en uno de enseñanza media y el director lo rechazó con el comentario de que un compañero llamado Tarbell hizo su actuación mágica un mes atrás, y nosotros no queremos nada más de magia, fue tan terrible. Este profesional me conocía, y estaba apuntando a pronunciar algunas preguntas— “¿Qué es lo que hizo? ¿Cuánto le pagaste? Y ¿Cuál era su apariencia?” El director respondió— “Él intentó hacer algo como clarividencia pero mostró una exhibición pobre— hizo muchos juegos en los que nuestros niños fácilmente adivinaban la intención y era evidente que no sabía de su negocio, a excepción de cobrar el pago de 25 dólares por el que aceptamos. Un sujeto, pequeño y gordo que a nadie le gusto”.

“Bueno”, dijo mi amigo profesional, “si me hubieras dicho que el tipo era más delgado, que su espectáculo fue de un éxito tremendo, que te cobró 500 dólares en vez de 25 y que lo quieres de vuelta nuevamente, diría que contrataste al Dr. Tarbell, asimismo ocurrió que en el momento del espectáculo que mencionas el Dr. Tarbell estaba restringido a estar en una cama de hospital”.

Uno de los problemas del mago exitoso es que tiene que prevenir que aquellos tramposos saquen partido del éxito de otro artista al registrar derechos de autoría de sus efectos, su nombre o sus escritos. Las circulares promocionales y publicitarias han sido apropiadas, un nombre espurio sustituido por el genuino, mientras que las recomendaciones sean empleadas intactas— las imitaciones fotocopiadas serán hechas de allí. Construye el éxito alrededor de tu propio nombre, o nombre artístico adecuado que sea inconfundiblemente individual. Pocos sabían del punto de vista de Houdini sobre este tema, pero contó una vez a nuestro editor, Ralph Read, que si él tuviera que hacer otra vez todo, no usaría otro nombre más que el suyo, que sería “White”, la versión inglesa de “Weiss” de sus padres.

Posiblemente alguno podría pensar que he dedicado mucho espacio a aquella minoría de gente molesta en el campo de la magia, pero una manzana podrida pudre todo el cajón, y un detractor puede arruinar muchos contratos beneficiosos de docenas de ilusionistas respetables.

En todo el mundo probablemente no existan productos tan baratos, y al mismo tiempo tan valorables, como lo son— la cortesía, la amabilidad y la consideración. Ellas llevan su propia recompensa, diez veces.

 

Fuente: Tarbell Course in Magic, Volume 4.

 

 




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